El Periódico del pasado 21 de agosto publicaba
esta noticia: Cada segundo se envían en
todo el mundo más de 1,67 millones de "e-mails".
La página web "Every second on the internet" ha creado una infografía que muestra, a escala real, los miles de tuits, fotografías, correos electrónicos y archivos que se cuelgan. El gráfico muestra que destacan los correos electrónicos, con la cantidad aproximada de 1,67 millones por segundo.
Ya hace años que hemos pasado de la relación 1-1 (por cada mensaje que enviaba una persona recibía otro, de promedio) y ya hace cierto tiempo que no leo o escucho cuál podría ser esta relación actualmente, probablemente porque ya se ha hecho incalculable.
Recibimos una avalancha de informaciones y los correos electrónicos que nos invaden cada día son una buena muestra de ello. He escrito invaden y creo que este es un buen término. Hemos llegado a una situación en la que nos sentimos desbordados y sin posibilidad real de procesar -y mucho menos de analizar en detalle- toda esta información.
Paradoxalmente, en la sociedad de la información nos podemos encontrar desinformados por un exceso de mensajes. No parece que nos esté resultando fácil adaptarnos a esta nueva realidad, más allá de aceptarla pasivamente. Es evidente que todo ello tiene mucha incidencia en la formación: los educadores y educadoras deberíamos detenernos para pensar un poco en cómo afrontar esta situación. No es fácil, porque la invasión de información genera una dinámica en la que es difícil detenerse y reflexionar y no lo es porque nos enfrentamos a una realidad nueva, con pocas herramientas contrastadas para gestionarla.
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