Hace poco,
estuve en la Universidad San Jorge de Zaragoza impartiendo un taller sobre
evaluación continuada en la Universidad. Trabajamos el concepto de evaluación
continua, la relación de las estrategias de evaluación con las competencias y
con los diferentes tipos de contenidos de aprendizaje y el concepto de
secuencia formativa. Los participantes analizaron puntos fuertes y puntos
débiles para mejorar la evaluación continua en su contexto y, a partir de ahí,
se elaboraron algunas propuestas para esta mejora.
El formato de
Taller favorecía el diálogo y la relación entre la teoría y la práctica. Se
valoró como especialmente interesante haber tratado sobre el concepto de
evaluación continua en relación a las funciones formativa (de regulación de la
práctica docente) y formadora (de regulación del proceso de aprendizaje por
parte del estudiante) porque, a menudo, lo que prima desmesuradamente es la
función acreditativa. Las funciones que requieren una evaluación continua son
la formativa y la formadora. Saber, en cada momento, cuál o cuáles funciones
está cumpliendo la evaluación es esencial.
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