La asignatura de religión (católica) vuelve a estar de
actualidad: el ministro de educación ha presentado el nuevo currículum de esta
asignatura optativa para la educación primaria y la secundaria obligatoria. La
polémica no se ha hecho esperar. ¿La escuela pública debe ofrecer una
asignatura de religión en un estado que se declara aconfesional? En todo caso,
¿sólo de religión católica? Y aún más: si se ofrece, ¿debe ser evaluable y
computar en el conjunto de las calificaciones? Para el ministro Wert, la
respuesta en los tres casos es afirmativa.
El Boletín Oficial del Estado (BOE) recoge el currículum
de esta asignatura y, al hacerlo, afirma que "Dios ha creado el ser humano"
(el "creacionismo" aparece en el BOE). Es una de las muchas cosas que
han llamado la atención de este nuevo currículum.
Detrás de esta nueva polémica hay los acuerdos del Estado
español con el Vaticano, por los cuales el alumnado de primaria y secundaria
tiene derecho a recibir clases de religión católica. En los acuerdos se
establece que corresponde a la jerarquía eclesiástica fijar los contenidos de
esta enseñanza. El tema no es banal, por muchos motivos. Considero especialmente
preocupante esta primacía de una religión frente a las otras y a la opción no
religiosa. En una sociedad cada vez más sensibilizada por los retos de la
multiculturalidad y por los desafíos de la convivencia entre religiones, no
parece que estemos demasiado bien encaminados.
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