EL PERIÓDICO DIGITAL
2-7-2014
Experiencia piloto
70.000 estudiantes catalanes tendrán que hacer
servicios comunitarios para pasar la
ESO
Jóvenes de 15 y 16 años tendrán que dedicar al menos
10 horas en un curso al voluntariado
MARÍA JESÚS IBAÑEZ / Barcelona
Unos 70.000
estudiantes catalanes de 15
y 16 años, alumnos de 1.108
institutos catalanes, tendrán que realizar un mínimo de 10
horas de servicios a la comunidad,
como materia obligatoria para
obtener el título de ESO.
Este es el objetivo planteado para dentro de cinco años por la Conselleria d'Ensenyament, que este miércoles ha
presentado un ambicioso plan para que "los estudiantes experimenten y
protagonicen, a lo largo de su trayectoria escolar, acciones de compromiso
cívico, aprendan el ejercicio activo de la ciudadanía y pongan en juego sus
conocimientos y capacidades al servicio de la comunidad", ha dicho la
titular de este departamento, Irene
Rigau.
Después de dos cursos en que el voluntariado social
se ha aplicado como experiencia piloto en
un centenar de institutos, el próximo septiembre esta actividad será ya
obligatoria en un total de 152 centros (con unos 5.000 estudiantes implicados).
Paralelamente, Ensenyament empezará a impartir formación a los profesores de
otros 180 institutos para que, ya en el 2015-2016, vayan incorporándose al
programa. La práctica la evaluarán las oenegés a las que los jóvenes acudan
como colaboradores.
"Los profesores designados podrán decidir, en
colaboración con sus alumnos, en qué proyectos de cooperación quieren trabajar.
Previamente, en el aula se analizarán las necesidades y el contexto de esa
actividad, las causas y cómo se puede abordar el voluntariado", ha
explicado Meritxell Ruiz, directora general de Atención a las Familias y la Comunidad Educativa. Durante los dos años de plan piloto, un 31% de las iniciativas se ha
dedicado al intercambio generacional y un 26% al acompañamiento y apoyo a la
escolarización, ha agregado Ruiz. "Y se ha trabajado desde disciplinas tan
distintas como las lenguas, las ciencias sociales, la tecnología, la plástica o
incluso el latín", ha destacado.
El propósito, ha subrayado por su parte Rigau,
"no es incorporar un asignatura
maría al currículo de secundaria, ni hacer que todos los
alumnos sean chicos escoltas, sino que adquieran, en un momento en que los
jóvenes fijan la escala de valores que
les guiará cuando sean adultos, nociones como el respeto, el esfuerzo o el
trabajo en equipo".