Hay que tener en cuenta que sólo se contabilizan parados hasta los 25 años y que, en esta franja, más de la mitad de la población no está activa y no queda reflejada en la estadística. Además, según datos de la misma Comisión, un 42% de los jóvenes que trabajan lo hacen con contratos temporales.
Si la juventud no puede tener esperanzas en una vida laboral digna se crean unas expectativas sociales que hacen imprevisible hacia donde pueden llevar a la sociedad, aún más cuando muchos de estos jóvenes han invertido mucho dinero en su formación y a menudo lo siguen invirtiendo en másteres mientras esperan que la cosa mejore. No puede ser de ninguna de las maneras que como sociedad aceptemos que esto pueda durar mucho más. Es injusto y nos estamos jugando el futuro.
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