CUANDO MENOS TE LO ESPERAS...
Esta madrugada, un ataque de riñón por una piedra
que ha crecido en su interior y ha decidido moverse me ha impedido cumplir con
la agenda de hoy: he dejado colgados a los y a las estudiantes que me esperaban
en la clase de las ocho y media de la mañana y al claustro y a un grupo de
trabajo de un instituto del sur de Cataluña donde tenía que ir para una sesión
de asesoramiento. Al margen de que mi esposa ha tenido que ir a buscar una
farmacia de guardia y atenderme en mis manifestaciones de dolor en lugar de
disfrutar del merecido descanso. Cuando esto sucede, no puedo evitar sentirme
culpable, aunque sea un sentimiento poco racional... como muchos sentimientos,
por otro lado.
Cuando de imprevisto te sientes débil y se te
trastocan todos los planes, te das cuenta de la importancia de la salud y de
cómo estamos vendidos ante su quebrantamiento. A menudo no somos
suficientemente conscientes del placer de sentirnos física y mentalmente bien.
Nos cuesta detenernos para valorar lo que tenemos y quizás no percibimos como
deberíamos las dificultades de otras personas.
Y todas estas reflexiones por un simple -doloroso,
esto sí- ataque de riñón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario