El Consejo Escolar de Cataluña acaba de aprobar un informe sobre los
dispositivos móviles en los centros escolares en el que considera que es
recomendable el uso de los móviles en las aulas porque se trata de una
tecnología integrada en la vida cotidiana que puede mejorar la práctica
educativa. El informe señala que hay que educar en el uso de los móviles desde
una perspectiva de pensamiento crítico. Se considera que el uso de los móviles
puede favorecer la motivación y la innovación metodológica, incluyendo el
trabajo cooperativo. Asimismo, se pide a la Administración que impulse
iniciativas para la formación del profesorado en el uso didáctico de recursos
tecnológicos.
El móvil, hoy en día, es mucho
más que un aparato para emitir y recibir llamadas. Seguramente ya somos pocos
los que tenemos el mismo móvil desde hace tiempo y sólo lo usamos para llamar
y, como máximo, enviar un SMS.
Este informe se sitúa justo en el otro extremo de decisiones como, por
ejemplo, la de la Administración francesa que ha prohibido el uso de los
móviles en los recintos escolares. Esto demuestra que el tema no es sencillo
pero, desde mi punto de vista, las prohibiciones no facilitan una escuela
ligada a su contexto ni la oportunidad de aprender críticamente... y, a menudo,
provocan un efecto rebote.