La presidencia de Trump en
Estados Unidos da para múltiples comentarios porqué sus decisiones tienen
muchas consecuencias para su país y para otros. En
nuestro entorno, tal vez ha pasado un poco desapercibida una de estas
decisiones: no hace mucho el Congreso de Estados Unidos (sólo con los votos de
los republicanos) aprobó una ley que permite a los proveedores de Internet
almacenar y vender datos de los usuarios sin
su consentimiento. Es
una nueva decisión que desmantela una de previa de Obama en sentido contrario. La
desregulación aprobada permitirá a las grandes compañías usar libremente la
ingente información a la que tienen acceso: historial de navegación, localización,
uso de aplicaciones en móviles... Estos datos los podrán usar y vender a
empresas que se dediquen a la explotación de
datos.
Ya antes de esta decisión
éramos conscientes de que las empresas que controlan las redes sociales estaban
tomando un poder excesivo sobre los usuarios de estas redes con el riesgo de
perder buena parte de nuestra intimidad (a no ser que nos convirtamos en
anacoretas). Ahora la
ley las ampara y estimula el uso de nuestros datos. No
es fácil saber cómo responder en nuestros hábitos relacionados con la red ante
esta situación pero, en todo caso, hay que ser conscientes de cuál es el estado
de la cuestión.