La Fundación Jaume Bofill ha puesto en marcha, conjuntamente con la
Universitat Oberta de Catalunya, una nueva iniciativa en la red: los Debates de Educación: las tres cosas que
he aprendido, donde se ha pedido a diversas personas del mundo de la
educación que manifesten, muy brevemente, tres coses que hayan aprendido
relacionadas con la educación:
http://les3coses.debats.cat/ca/comunitat?page=1
En mi caso, se me pidieron tres cosas que hubiera aprendido de cara a
avanzar hacia la escuela del futuro. Estas son mis tres ideas:
Hay que dedicar tiempo y
espacio para pensar en los por qué
La escuela es una institución por donde tiene que pasar todo el mundo y es
una comunidad educativa donde el alumnado aprende de lo que vive. Atendiendo a
estos dos hechos, para seguir cumpliendo su función social, la escuela necesita
más reflexión sobre las finalidades, tener más claro hacia donde queremos que
lleve lo que se hace, plantearse que significa enseñar a ser autónomo y a
inserirse críticamente en la sociedad. La escuela del mañana requiere pensar en
los por qué y en lo que hay detrás de lo que el alumnado vive cada día.
La fuerza
del trabajo en equipo, pieza clave de la escuela
La realidad educativa es compleja. Definir
las necesidades y las prioridades no es fácil y, además, no todos coincidimos
en esta definición. Para que la escuela pueda seguir cumpliendo su papel de
comunidad educativa, es imprescindible la comunicación y el trabajo en equipo
docente. El equipo facilita la reflexión y favorece la innovación y la
coherencia. Necesitamos de cada miembro del equipo para que el sistema -la
escuela- sea coherente. El trabajo en equipo es imprescindible para el futuro
de la escuela.
La escuela tiene que integrarse en el entorno, superando
las limitaciones de una excesia fragmentación disciplinar
Pensar en una escuela para el mañana supone reflexionar sobre el concepto
de medio cultural y ubicar la institución escolar como uno de sus componentes.
Supone también la necesidad de plantearse la integración de los conocimientos,
superando la excesiva especialización disciplinar que dificulta aprender sobre
las realidades sistémicas, globalizadas y complejas de nuestro mundo. Romper
con la rigidez disciplinar e integrar la escuela en el entorno son grandes retos para repensar la escuela
actual.