En
el suplemento "Cultura / s" de La
Vanguardia (18 de marzo de 2017) leo un reportaje sobre "Los veinte
sentidos del reino vegetal", a raíz de la publicación del libro Sensibilidad e inteligencia en el mundo
vegetal, escrito por Stefano Mancuso y Alessandra Viola (Galaxia
Gutemberg). Me ha llamado la
atención. Se
ve que en el libro mencionado explican que la estructura reticular de las
plantas permite que actúen "con inteligencia, resolviendo los problemas
que la naturaleza y los seres humanos les van planteando". Gracias
a su disposición por módulos pueden manejar "información visual, auditiva,
táctil, gustativa y olfativa" y de quince tipos más. "Por
ejemplo, sienten y calculan la gravedad, los campos electromagnéticos, la
humedad y son capaces de analizar numerosos gradientes químicos". Aún
se añade que las plantas son "seres conscientes y sociales. Perciben
tanto su propio ser como todo lo que las rodea. No
sólo comparten datos o crean alianzas con otros organismos vegetales, también
lo hacen con animales. Emiten
moléculas llamadas COVB, unos compuestos volátiles de origen biogénico, que
utilizan como forma de comunicación".
En el artículo se dice también que las "plantas aromáticas, por ejemplo, producen olores concretos que muy probablemente sean palabras de una ‘auténtica lengua vegetal, de la que aún sabemos muy poco'; y las plantas con flor, otros que les permiten comunicarse con insectos polinizadores, mediante mensajes privados". Últimamente, "la comunidad científica está aceptando como disciplina la neurobiología vegetal". Se dice que “probablemente ha comenzado el lento camino que conduce a que las plantas adquieran identidad. No es casual que todo esto se produzca con un telón de fondo apocalíptico: el cambio climático" que ha puesto el veinte por ciento de las plantas en peligro de extinción. No sé qué piensas pero quizás merece la pena pensar un poco, en todo esto.
