martes, 31 de mayo de 2016

DESAPROVECHAR UNA BUENA OPORTUNIDAD



Estos días, con los estudiantes universitarios de grado, estamos cerrando el trabajo conjunto de dos asignaturas: consiste en el diseño de un proyecto socioeducativo a partir de un diagnóstico realizado el cuatrimestre anterior, también como trabajo conjunto de otras dos asignaturas. Se trata, por lo tanto, de un proyecto conjunto de cuatro asignaturas, de dos departamentos distintos, realizado a lo largo de todo el curso. 

Los proyectos elaborados tienen que presentarse al resto de la clase y al conjunto del profesorado que ha intervenido en el proyecto, en los últimos días de clase. Estas presentaciones son, desde el punto de vista del profesorado, de gran interés para la formación de los estudiantes: por lo que supone tener que presentar el trabajo realizado pero también por la oportunidad de conocer qué proyectos han diseñado los compañeros y compañeras de clase. La presentación es una oportunidad de ver ejemplos prácticos. 

Es por este valor formativo, y por respeto a quienes exponen, que nos parece muy importante que los y las estudiantes asistan a las presentaciones. El problema es que estamos a final de curso y las urgencias apremian por lo que la asistencia nunca es tan elevada como debería serlo. Estamos convencidos que esta laxitud en la asistencia es un buen ejemplo de cómo lo urgente se antepone, a menudo, a lo importante. No sabemos cómo resolver la situación, más allá de establecer controles de asistencia que no creemos que sirvan para ir al fondo de la cuestión. Es una lástima porque, los que no asisten o lo hacen sólo parcialmente, se pierden uno de los momentos más formativos del curso. Por lo que hemos comentado con otros profesores y profesoras es algo que sucede a menudo. Se aceptan ideas sobre cómo afrontar esta cuestión.

martes, 24 de mayo de 2016

ANTE LA CRISIS DE LOS REFUGIADOS



Europa está viviendo una crisis alarmante: miles de refugiados se encuentran a sus puertas y en los países limítrofes con unas condiciones que la tan cacareada cultura europea nunca debería de haber permitido. Las repercusiones de la situación que se ha desencadenado son vergonzantes desde el punto de vista humanitario y pueden tener consecuencias muy graves, como las recientes elecciones en Austria han puesto de manifiesto.

La educación de la infancia y de la juventud pone las bases para que la sociedad del futuro se vaya construyendo y reconstruyendo en un sentido o en otro. Pero la acción educativa también influye en el presente: directamente en sus destinatarios e indirectamente en sus familias, amistades…  Se ha dicho y repetido que la educación es una pieza angular de la sociedad, de su futuro y de su presente.

Ante estas dos realidades, la escuela como institución y cada profesor y profesora en particular tenemos una cota de responsabilidad mucho más importante que la de garantizar un buen nivel de matemáticas o de geografía. Abordar en las aulas lo que está sucediendo en nuestro continente y hacerlo de manera reflexiva y crítica creo que es un imperativo moral.

martes, 17 de mayo de 2016

EDUCACIÓN Y ELECCIONES



En su momento, el Partido Popular aprobó y puso en marcha una nueva reforma del sistema educativo, la LOMCE. Lo hizo con una amplia oposición, en el Parlamento y en el sector profesional de la docencia. Una nueva ley educativa seguía con el modelo de cambios legislativos con cada nuevo gobierno generando, una vez más, una sensación de desasosiego entre el profesorado que aspira a un periodo de estabilidad legislativa que le permita hacer su tarea con tranquilidad y coherencia.

El momento de incerteza política actual, con unas nuevas elecciones españolas, con nuevas correlaciones de fuerzas en muchas comunidades autónomas que ha incrementado el rechazo a la LOMCE, con las repetidas manifestaciones de partidos que pueden acceder pronto al gobierno en el sentido de derogar esta ley… ha sumido al mundo educativo en una situación de provisionalidad muy perjudicial puesto que dificulta la toma de decisiones y genera muchas dudas.

La situación refleja la irresponsabilidad de convertir los temas educativos en pólvora para conseguir cambios sociales al servicio de un determinado dogmatismo. Después de tantos años, ya no sé si hay alternativa a esta situación tan repetida y cada vez más exagerada. En todo caso, hay que tenerlo presente ahora que se acercan otras elecciones puesto que se hace evidente que las decisiones en educación están cargadas de ideología. Nos guste o no.

martes, 10 de mayo de 2016

UN DILEMA SOBRE LOS PROCESOS DE EVALUACIÓN EN EL CONTEXTO DE LA ACREDITACIÓN DE UNAS TITULACIONES



A finales de la semana pasada participé en una audiencia donde profesorado de Trabajo social y de Educación social nos encontrábamos con el Comité de Evaluación Externa de diversas titulaciones de nuestra Facultad. Esta y otras audiencias (una cada 45 minutos) con profesorado y con estudiantes de titulaciones diversas, forman parte del proceso de acreditación de las titulaciones de grado y de algún máster de la Facultad, un proceso que llevará a una decisión de la Agencia para la Calidad del Sistema Universitario de Cataluña respecto de si las titulaciones son consideradas excelentes, se pueden seguir impartiendo, se pueden seguir impartiendo pero con condiciones o bien se tienen que extinguir.

El proceso de evaluación -con multitud de informes y de recopilación de evidencias aparte de las audiencias- hace aflorar algunas cosas interesantes, muchas de ellas ya detectadas previamente en la Facultad pero que ahora quedan más explícitas: cosas positivas y aspectos a mejorar. Creo que afloran a pesar de la sensación de que se trata de un proceso con mucha carga burocrática. Y afloran aunque a nadie se le escapa que nos están haciendo una evaluación acreditativa que tendrá consecuencias y, como ocurre en otros procesos evaluativos, este carácter acreditativo contamina mucho las posibilidades formativas y formadoras de la evaluación.

Esta compaginación entre la evaluación dirigida a certificar y calificar y la evaluación para ayudar a mejorar procesos no es fácil. En el caso que comento, estoy convencido de que el Comité externo que nos ha visitado tiene intención de ayudarnos a mejorar pero su función fiscalizadora levanta algunas inquietudes y limita la espontaneidad que sería deseable. ¿Y si la visita no hubiera tenido la función acreditativa? Es un interrogante que a menudo también nos planteamos respecto de la evaluación de nuestros estudiantes.