martes, 24 de febrero de 2015

CONSUMO DE TELEVISIÓN



El consumo de televisión en España se mantiene en sus cotas más altas desde que se inició la crisis económica, según un estudio de Barlovento Comunicación, aparecido a principios de este año. La media de consumo en 2014 fue de casi cuatro horas por persona y día (239 minutos).

A pesar de las tecnologías más recientes y la importancia de Internet, la televisión sigue ocupando un lugar central en los hogares y en la situación de crisis se convierte en un recurso de ocio muy asequible.
Esta presencia de la televisión en nuestras vidas, con más de un aparato en muchos hogares, refuerza su función educadora de la población. Es eso que se ha llamado educación informal. Se ha escrito mucho sobre la incidencia de este tipo de educación en general y sobre la de la televisión en particular. También se ha hablado bastante sobre la necesidad de la educación de la lectura audiovisual y sobre la importancia de que los organismos públicos velen para que los canales televisivos respeten la normativa de protección a la infancia pero, a menudo, esta normativa no se cumple.

Los datos actuales sobre el consumo televisivo deben servir para reforzar todo esto, para no dejar de tener presente que la televisión siempre está y que transmite constantemente mensajes, con un envoltorio tecnológico que los hace atractivos, y que estos mensajes siempre obedecen
a determinados intereses, a veces más que cuestionables.

martes, 17 de febrero de 2015

SUSTIYENDO EL PAPEL DEL PROFESORADO Y DEL ALUMNADO



En un artículo en el suplemento Cultura/s de La Vanguardia del último día del pasado año, Ramón Sangüesa escribe un interesante artículo titulado "Inteligencia artificial gris". Empieza diciendo que hará un año, académicos de prestigio, como Noam Chomsky, denunció el uso de "asistentes artificiales inteligentes de calificación" por parte del profesorado de universidades de prestigio. Se hace referencia a programas que "interpretan los trabajos escritos de los alumnos -no simples test- y les ponen nota". Por parte del alumnado, también se puede solicitar al programa inteligente Dr. Eassy, previo pago, que escriba un trabajo sobre los temas más diversos. En dos minutos, el programa lo redactará, con las correspondientes y relevantes referencias bibliográficas. Por lo tanto, "podríamos imaginar un panorama donde conectásemos un programa con el otro (...). Profesores y alumnos serían así las interfaces de los dos programas, el que redacta textos y el que los evalúa".

Cuando se habla de lo que debería ser una relación de enseñanza - aprendizaje entre un docente y un estudiante, no se piensa en posibilidades como la señalada. Una vez más, las tecnologías se convierten en un factor más que relevante en la relación educativa, que efectivamente puede facilitar procesos pero con el riesgo de desvirtuar esta relación. Mal vamos si las tecnologías sirven para evaluaciones asépticas que difícilmente pueden responder a la complejidad de la evaluación educativa y para sustituir el trabajo y el esfuerzo por aprender del alumnado. En definitiva, estarían cumpliendo el papel de aquellos que escriben, a escondidas, libros o discursos para otros, por ejemplo. Nada de nuevo, pero con la potencialidad que permiten las tecnologías.  

martes, 10 de febrero de 2015

UNIVERSIDAD E INSERCIÓN LABORAL



Acabo de recibir el informe Universitat i treball a Catalunya 2014 del Sistema Universitari de Catalunya. En este documento hay algunos datos interesantes que actualizan la percepción sobre la relación entre tener estudios universitarios y posibilidades laborales. Destaco algunas de las conclusiones que se recogen en el informe:

"Cuanto más nivel educativo, más tasa de ocupación y menos tasa de paro. La tasa de ocupación de las personas con educación superior prácticamente duplica la de las personas con estudios primarios" (p. 19).

"El 85% de las personas graduadas trabajan tres años después de haber terminado los estudios (...). El 75% de las personas ocupadas trabajan a tiempo completo" (p. 22). De todas maneras, respecto de 2001, "la tasa de ocupación ha perdido 4 puntos porcentuales" (p. 22).

"Casi la mitad (48%) de las personas graduadas tienen un contrato fijo y el 35%, un contrato temporal.
Desde el inicio de la crisis, el descenso de contratación fija es de 10 puntos porcentuales" (p. 33).

"Al 75% de las personas ocupadas se les exigió titulación universitaria para acceder a su puesto de trabajo.
El 78% desarrolla funciones de nivel universitario (...).
El 83% de las personas graduadas se encuentran en ocupaciones que requieren un nivel de competencias alto" (p. 41).

"La principal vía de inserción son los contactos personales (39%). Esta vía, que había retrocedido en ediciones anteriores, ha repuntado de nuevo como la vía más eficiente a la hora de conseguir la primera ocupación.
Internet, con el 16%, ocupa la segunda posición. Por primera vez, esta vía de inserción pierde peso" (p. 53).

Hay más datos pero creo que los que he reproducido ayudan a hacerse una buena idea del papel de la formación universitaria en el acceso al trabajo.

lunes, 2 de febrero de 2015

OTRA REFORMA EN LA UNIVERSIDAD



Las carreras universitarias podrán ser de tres años y los másters de dos. Cuando en su momento el gobierno del PP optó por grados de cuatro años y másters de uno fuimos muchos los que no lo entendimos, puesto que era un modelo distinto del imperante en el resto de Europa.  Ahora se pretende rectificar… a medias.  

La opción. en si misma. puede ser acertada pero hay, como mínimo, tres problemas graves.

La reforma abre la puerta a que los actuales grados de cuatro años pasen a tres, pero deja la decisión en manos de cada universidad. Según esto, una misma carrera tendrá una duración en unas universidades y una duración distinta en otras. No parece muy coherente y puede ocasionar una competencia extraña en función de la oferta de cada institución.

En segundo lugar, las instituciones educativas necesitarían que, después de una reforma, se dispusiera de tiempo suficiente para consolidarla. Con el cambio propuesto se puede volver a entrar en una fase de inestabilidad en la docencia y se puede instaurar la sensación de provisionalidad permanente y de falta de tiempo para dedicarse a enseñar. Volver a diseñar planes de estudio –algo que siempre crea tensiones y dificultades – volverá a ocupar el tiempo de los docentes. De nuevo.

Por último, pero no por ello menos importante, hay un tema económico preocupante. Hoy en día, en la situación de crisis en la que nos encontramos, cursar un máster se ha convertido en un valor importante para tener más y mejores posibilidades profesionales. La matrícula de un máster es bastante más elevada que la de un grado, por lo que la reforma encarece la formación. El tema económico se está convirtiendo en una cuestión muy relevante para posibilitar el acceso y la continuidad de los estudios universitarios. Con la reforma, esta situación se va a agudizar.

Volver atrás quizás sea inevitable pero las consecuencias pueden ser preocupantes si se hace con el estilo y los parámetros que están caracterizando las decisiones del actual gobierno.